En el seminario, mi profesora amiga Ysabel, me planteo una pregunta muy interesante, ¿como se ven las rateadas por fecebook, desde los teóricos que nosotras trabajamos en nuestra tesis?. Me pidió que elija uno de los autores que manejamos y yo me referí a Alejandro Pischitelli, Licenciado en Filosofía, ex gerente del portal Educ.ar, especialista en educación y nuevas tecnologías.
En búsqueda de una respuesta de carácter y que busque satisfacerla, leí mis apuntes del autor y “googleando” encontré casualmente una nota interesante en el diario “El litoral” de Santa Fe donde Alejandro se refiere al tema.
El filosofo ve a las rateadas como un hecho interesante, “porque muestra las propiedades emergentes de las tecnologías. Es decir, las propiedades no previstas […]”
Alejandro, sostiene que Internet no inventa nada, sino que revela cuestiones sociales ya existentes. “En el caso especial de las rateadas fue algo involuntario, no premeditado, fue “revelador” de una situación de fondo que tiene que ver con la escuela, con la insignificancia, el desinterés y la desmotivación; fue prácticamente como prenderle fuego a la escuela”.
Así, sostiene que tanto los chicos como los adultos, aunque desde diferentes lugares y juicios, carecen de conciencia del poder que reviste el uso de las redes sociales. Manifiesta que prohibir algo en las redes sociales – como dispuso hacerlo un juez en Mendoza- es técnicamente imposible, ingenuo e inútil, porque no toma el tema de fondo.
Resumiendo, el ve a las rateadas como un hecho interesante y significante desde las propiedades que surgen de las tecnologías, preocupándose a su vez por la demora en la reacción por parte de los educadores, padres y ministros que ante dicha situación no supieron que hacer. Tardaron 10 días en programar una reunión y hasta terminó interfiriendo un juez, ordenando la moderacón del uso Factbook a los menores.
Para cerrar, cito textualmente al autor al referirse a la escuela, las reformas sociales y educativas.
“Los muros de la escuela están bien trazados, pero resulta que se aprende cada vez más fuera de ella, informalmente, entre pares. Estas cosas van poniendo en un brete muy grande al sistema escolar, que reacciona como puede, a veces, mejor; a veces, peor. Es que la escuela está involucrada en esta “batalla cultural”, no educativa, que habrá pasado dos o tres veces en la historia, y por suerte nos toca vivir ésta.”